No dudaré de Aquel que me amó con su propio Ser. Pondré mi confianza en el Señor, porque Él solo es Dios.

Me librará de todos mis enemigos. En él viviré, y no seré vencido. Él es mi escudo, es mi escondite. Él es espíritu, es mi vida. Su Espíritu es una cobertura para mí que se interpone entre mí y mis enemigos. Estoy perdido en él.

Soy visto por el mundo pero no me entienden. No conocen Tu Espíritu, y solo en Tu Espíritu hay entendimiento. El mundo puede vencerme, pero sus golpes no me tocan porque estoy escondido dentro de mi amado.

Solo en mi amado tengo inmunidad del mundo. No me atrevo a salir de Él para no ser consumido por el enemigo.

Enseña a mi alma a abandonar lo que es de mi carne, y que pueda vivir en mi amado. No dejes que mi alma se sienta atraída por los dulces dolores de esta vida, sino que mis pensamientos se renueven continuamente en Ti.

Deja que mis ojos vean más allá de los límites de este mundo y vean la realidad de Tu Espíritu. ¡Oh, qué grande es tu espíritu, qué precioso es tu amor! Es un bálsamo que lo abarca todo y cura el corazón roto. Es mi alegría lo que me levanta cuando mis enemigos me empujan hacia abajo. Es la garantía de mi salvación, es la medida de mi vida. Es tu verdad en este mundo de oscuridad. Es tu luz la que ilumina el camino. Se establece para siempre; y aunque la oscuridad viene contra ella, no se supera.

Descansaré en Tu Espíritu y viviré, porque es Tu Vida.

- Roy L. Stahl